Que la acuarela es una técnica que enamora desde el primer momento es un hecho. Ver cómo los colores se expanden y funden unos con otros, ese juego impredecible entre pigmentos y agua que da como resultado efectos hipnóticos y únicos es un placer en sí mismo. Pero también es una técnica que intimida y es considerada de las más complicadas, por eso mucha gente no acaba de atreverse a probarla, por pensar que no va a llegar a dominarla y que va a ser un proceso tedioso y frustrante. Entonces te preguntarás: ¿por qué elegir la acuarela para empezar a dar los primeros pasos en tu camino creativo? Déjame que te dé algunas razones:
Todo es cuestión de perspectiva
Todas las técnicas tienen su dificultad y sus aspectos positivos y negativos. Cómo nos aproximemos a cada una de ellas va a ser un factor fundamental para evitar bloquearnos y frustrarnos desde el principio. La mayoría empezamos soñando con pintar paisajes o ilustraciones llenas de detalles o retratos realistas y es por eso que muchos no acaban de disfrutar y apreciar esa evolución y aprendizaje progresivo, porque muchas veces lleva tiempo empezar a ver resultados. Queremos estar ahí y hacer eso, y no nos planteamos que puede haber mucho que descubrir por el camino.
Por eso la acuarela es la herramienta perfecta para empezar a desengrasar nuestras neuronas creativas, porque no se necesita mucho para crear piezas que capten la mirada de más de uno. Unos simples trazos y formas y una buena combinación de colores puede ser suficiente para empezar a sentir que estamos creando algo especial. Se puede disfrutar mucho de ella mientras se aprende.
Dejar el control a un lado para crear de forma intuitiva
La acuarela no es más difícil simplemente por ser una técnica húmeda, es por la falta de control que tenemos sobre ella. Nos cuesta mucho dejarnos llevar y aceptar que no tenemos el control completo de lo que estamos haciendo. Pero ¿y si le damos la vuelta a esta idea? Porque dejar de intentar controlar todo nos va a obligar a actuar de manera más intuitiva y libre, un lujo que no podemos darnos muy a menudo. Pensar: “a ver qué pasa si…” es un momento maravilloso, en el que nos liberamos de expectativas y presiones y nos permitimos simplemente disfrutar.
A través de esa experimentación aprendemos de los logros pero también mucho de los errores y podemos ir descubriendo qué es lo que más nos gusta y hacia qué dirección queremos ir.
Te acompaña allá a donde vayas
Una de las cosas que más me atrajeron de la acuarela cuando empecé es la posibilidad de pintar cuándo y dónde necesite y me apetezca. La práctica es fundamental para avanzar en cualquier técnica y si tienes la facilidad de abrir un pequeño cuaderno, y ponerte a pintar cuando tienes una idea o cuando necesitas un rato de desconexión es para mí una gran ventaja. Admito que aunque me encanta pintar, la sola idea de tener que preparar muchas cosas o estar condicionada a un espacio y un momento, me echa para atrás.
Con la acuarela tienes libertad pura. Libertad para pintar mucho porque seca rápido y no pierdes el momento de inspiración y para hacerlo en cualquier lugar de tu casa, en una cafetería o llevar contigo tu material durante tus viajes. Eso hace que la acuarela forme parte de tu vida y se pueda convertir en un hábito.
Posibilidades infinitas
La acuarela se puede convertir en la puerta hacia un mundo de posibilidades creativas. Es una técnica que se puede utilizar sola pero que también combina perfectamente con tintas, acrílicos, gouache o grafito, e incluso se pueden utilizar cosas tan inesperadas como sal o alcohol para crear texturas y efectos únicos. Como ves, el límite está en tu imaginación y en tu capacidad creativa.
Además existen mediums para poder pintar sobre madera, canvas, cerámica… por lo que no nos tenemos que limitar a la hoja de papel y las posibilidades se multiplican hasta el infinito.
Precisamente por esa naturaleza imprevisible y mágica, la acuarela pide seguir investigando y experimentando para obtener nuevos y distintos resultados.
Espero que te animes a probarla y a descubrir todo lo que eres capaz de crear con ella.
Elena
